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9.1.11

Casca y roscón de Reyes

La noche de Reyes es muy especial para mí. Cuando éramos pequeños venían a la plaza del pueblo, unas veces en coches con sirenas ensordecedoras, otras a caballo, una vez vinieron en un camión enorme.
Ese día, el 5 por la mañana, mi madre procuraba tenernos en casa bien atados para que no viéramos el trasiego que había en el Ayuntamiento del pueblo con los encargos. 
Con los años dejé de ser una niña y nos tocó colaborar en la cabalgata, las indumentarias envejecían, se necesitaban pajes porque los Reyes venían muy cargados y ahí estábamos nosotras para ayudar.
Cuando acababa la entrega en la plaza, mi familia solía ir a casa de mi abuela materna donde también se había producido el milagro. Mi abuela había dejado esa tarde las ventanas abiertas y al llegar encontrábamos la cama llena de regalos. Unos golpes en las puertas nos asustaban a los más pequeños. Mis primos, mis hermanos y yo destapábamos todo con gran entusiasmo a la espera de que se cumplieran nuestros deseos. Cómo recuerdo la cara de mis abuelos, la habitación de aquel primer piso que hoy ya se ha vendido, las cuatro cascas que eran un bizcocho adornado con claras batidas con azúcar y frutas glaseadas.
Alrededor de la casca había cajitas de cigarros de chocolate, paraguas y monedas de chocolate, chucherías que con el tiempo se irían sofisticando. 
Hoy día la cabalgata sigue saliendo de la plaza hacia la Iglesia para adorar al Niño Jesús y al paso por ese primer piso, no puedo dejar de mirar hacia arriba, cuántas ilusiones quedaron allí!!!
Los Reyes adoran al Niño y luego reparten los juguetes a todos los niños del pueblo. Después vamos a casa de mi madre y descubrimos que el milagro se sigue produciendo, esta vez encima de la mesa grande del comedor. Sigue habiendo niños en la familia y mucha ilusión a pesar de los tiempos que vivimos.
Nos sigue acompañando la casca, tan entrañable y, como en otros lugares, se ha impuesto el roscón.
El roscón lo hizo mi cuñada Luisa y estaba espectacular, a nuestros niños les gusta con bolitas de chocolate y almendra. 
Lo único que no acompañó fue el tiempo, hacía calor y la noche de Reyes quiere gorro y bufanda que mejora la carita de intriga de los peques.