Páginas

21.10.09

Recolecta de caquis dedicada a Paula

Paula es una mujer que tiene un excelente blog y que me dejó un comentario en el post anterior por primera vez.
He considerado, por el tema que tocaba, contestarle en un post y no en los comentarios porque así todos nos hacemos eco de su opinión y de la mía.
En la cabecera de su blog expresa exactamente en palabras como me he venido tomando la enfermedad a lo largo de este tiempo y ello me ha hecho empatizar con ella. Es admirable cómo tomó el toro por los cuernos, llamando a cada cosa por su nombre y no evadiéndose entre pucheros como aquí una ha hecho, lo reconozco.
 Si leéis su blog admiraréis esa franqueza, dulzura mezclada con tranquila ironía, y a la vez ojos muy abiertos ante lo que es el terrorífico mundo del cáncer para unos, transitable para otros y un mundo más para mí.
Lo que más ha sorprendido a Paula de mi blog ha sido la sección, según ella, de Macrobiótica. Como algunas de vosotras recordaréis me estuve debatiendo en lloros durante una semana, que fue lo máximo que soporté con aquella dieta, intentando adaptarme a la Macrobiótica según me habían jurado que sería fantástico para mi cuerpo. Según palabras de la terapeuta, mi cuerpo ya tenía trazado el camino hacia el cáncer y si no lo engañaba iba a seguir por el mismo trayecto nuevamente hacia otro cáncer.
Me dieron una dieta sin aceite, sin patatas, sin fruta, con poca agua, etc, etc, una visita que me costó 100 €. 
A Paula y a todo el que me lea: la desesperación que sufrí con la ausencia de estos alimentos, eso sí que es capaz de hacer enfermar a alguien. A mí no me enferman unos boquerones con aceite o un tomate en Enero (está claro que soy partidaria de comer lo que da la estación), lo que a mí me enferma es el embroncamiento (se escribe así?) que me daba cuando mi suegra sacaba la paella o mi madre la cazuela de chuletas de cerdo rebozadas y salteadas con bajoca, y yo, tenía que comer una sopa de miso y no se cuántas japonesadas (se escribe así?) más. Entonces es cuando me sentía enferma, desgraciada y deprimida. A mí pues, la Macrobiótica no me da equilibrio, el desequilibrio se cura de otra forma (véase un buen profesional de la psiquiatría, como hice yo en ver).
Estoy de acuerdo con Paula en que deberíamos comer lo que da el tiempo. Todos sabemos que hoy en día se pueden comer fresas casi todo el año, tomates de invernadero y ya, cualquier cosa está siempre a nuestro alcance con lo cual también se pierden ilusiones.
Paula quizás tuviera la suerte de enfocar sus clases de cocina de otra forma pero desde luego a mí la experiencia con la Macrobiótica me fue fatal, más cuando el primer contacto fue recién terminada la quimio, estando muy floja de todo. 
La familia no acompaña en estas decisiones, la vida social tampoco, te debes hacer la comida aparte. No creo que proporcione el medio adecuado para que se integre la persona que ha estado enferma.
 Paula, yo como tú, también me preocupé mucho de la alimentación, intentando buscar culpables y no ofender a nadie. 
Hoy, he llegado a la concusión de que lo mejor es comer de todo en pequeñas cantidades, sin abusar y sobre todo, ser feliz con lo que comes y das de comer a los demás.
Se que hay alimentos anticancerígenos como el ajo, la cebolla, las coles, los cítricos, el té verde, etc pero no creo en eso de que hay alimentos que favorecen el cáncer.
Pienso que nuestros oncólogos son lo suficientemente serios como para si así lo fuera, prohibirlos como se le prohibe a un diabético el azúcar o a un hipertenso la sal. Recomiendo el libro que me facilitó Arantza del blog Desde la cocina en Montreal a quien agradezco un montón su comentario en aquel momento que me salvó del precipicio. "Los alimentos contra el cáncer" Dr. Richard Béliveau y Dr.Denis Gingras. Editorial El Ateneo. Yo lo compré en Amazon. 
Agradecerte Paula tu comentario porque me facilita dar desde aquí un toque de atención a toda la manipulación que existe hacia la gente que está enferma o que lo ha estado. Somos carne de cañón y un buen negocio para las herboristerías, terapeutas alternativos, etc. Pero también hay mucho fraude.
Una cosa es tener una alergia y decidir tratarla con Homeopatía, como hice yo con mi hija, y otra muy diferente es tener un cáncer y renunciar al tratamiento pensando que una dieta te lo va a curar. Respeto cualquier postura y la decisión que tome cada paciente, yo opté por la quimio y lo volvería a hacer, comparto contigo el segundo comentario que me has dejado. 
Por cierto, qué dice la Macrobiótica del estrés y de la gente peligrosa emocionalmente? En tu blog dices: 
"cuando una enfermedad llega a tu vida es porque algo no se está haciendo bien en tu cuerpo"... "cuando un cáncer llega a tu vida es porque algo no estás haciendo bien". 
Cuando el cáncer llegó a mi vida había algo que no se estaba haciendo bien en mi cuerpo y ten por seguro que la comida no tenía nada que ver. 
Cuando el cáncer llegó a mi vida había algo que no estaba haciendo bien, por eso he tenido que curar mi cáncer con la quimio y con la psiquiatría. He eliminado el estrés y la gente que ponía en peligro mis emociones. Cada día cuando me levanto intento crear un hábitat que no favorezca la entrada del cangrejo. Y si a pesar de la voluntad que tengo, vuelve, aceptaremos y curaremos pero, si el destino así lo quiere, moriremos porque así es la Vida.
Felicitarte por tu blog, ya ves que yo me evadí entre pucheros y en cuanto mejoro, me libro del recuerdo, y quizás inconscientemente sigo haciendo mi vida, normal porque pienso que la verdadera curación está en la vuelta a la normalidad a pesar de las cicatrices que no solo son físicas.
Te dedico la recolecta de caquis hecha en el patio de mi suegra hace una semana, una fruta de la estación, dulce, tropical, se pueden comer a bocaos o con cucharita. Estos son, biológicos, dulcísimos y no muy grandes.

P.D: No puedo dejar de tomar leche, se que no es lo mejor para mí, la tomo biológica y me encanta con café sabor chocolate. 

Si eso me hace feliz creo que no hay mejor pastilla. No acepto riñas, ya sabéis que la alterno con los licuados así que un día licuado de col, otro de remolacha, pero otro ... vasito de leche y a mojar algo que apetezca.  

19.10.09

Once viene a casa. Licuado de remolacha para celebrarlo



Conocí a Once hace unos meses de la mano de una gran artista, Olivia, del blog Chuculeta con ratón.
Ella le había hecho las maletas para que hiciera un viaje pero una de tres, o él no se atrevió a emprenderlo, o ella y los suyos no le dejaron al fin marchar o a mí me pilló floja. Lo encontré precioso, creado con una gran imaginación, me quedé pava con sus facciones pero él no encontró otro lugar y se quedó con ellos.
Hace unos días salió en una de nuestras conversaciones y decidí hacerle un lugar aquí en nuestra casa.
Con niñas de 22 y 13 años, como comprenderéis, hace tiempo que no compro ni muñecos ni peluches, no porque yo no quiera sino porque ellas tienen más conocimiento que yo y prefieren emplear el dinero en cosas socialmente más productivas, en pocas palabras, que no hay para tonterías, ese es el quid de la cuestión, que consideran ciertas cosas una "tontería", y yo, que soy más niña que ellas o que, quizás no tuve la niñez que ellas han tenido, tan llena de todo, proyecto mi mirada en los ojos de Once y, aunque parezca una tontería, él me la devuelve.
Con 46 años que tengo, tuve una infancia con los juguetes propios de la edad pero nunca hice de un juguete algo tan sumamente importante como para volcar mis sentimientos en él. Pertenezco a una generación un tanto fría en la que mostrar los sentimientos era ya una debilidad que te hacía quedar como blandita. Sin intención de generalizar, claro, lo que quiero decir es que no tuve un peluche como tienen hoy los niños, tan especial que lo llevan con ellos a todas partes.
Me educaron de otra forma y, gracias a la Vida, que me ha enseñado lo importante que es la artesanía, cualquier cosa hecha con las manos, muñecos, pinturas, punto de cruz, prendas con lana, etc, etc, hoy puedo apreciar la compañía de Once.
Dice su creadora que Once se escapó de un cuento que empezaba así: "Once upon a time ....." Y mirad por dónde ha venido a parar, a mi lado.
Desde aquí quiero mandarles este mensaje a los pequeñines de Chuculeta que lo echan de menos:
Hola familia:
Le preparamos a Once un gran vaso de licuado de remolacha, con manzanas, sí, sí, como las que lleva en su mochila, además son las manzanas que nos mandaron desde Oviedo.
Está más guapo sin delantal pero por si se manchaba se lo pusimos. Se bebió todo el vaso, es un tragón. Al principio se echó para atrás, creyó que era algo raro, luego pensó que era zumo de fresas el muy pillo, pero al final, probando, probando, sin darse cuenta se lo tomó todo.
No nos dejó ni probarlo. Así que ya veis que está muy bien cuidadito.
Os mandamos muchos besitos.
Salud para todos!!!!!! Los licuados son una excelente fuente de vitaminas, os invito a probar con alguno.